Amado Nervo
Mar de la
serenidad
Mis
ojos se han vuelto claros
de tanto mirar el mar;
de tanto verlo; en mi vida,
las olas vienen y van,
y hay horizontes sin límites,
de severa majestad.
Mi
pensamiento, antes frívolo,
de tanto mirar el mar,
se ha vuelto apasible, grave;
y es tal su profundidad
que en vano un buzo de almas
fondo habría de buscar.
Mis
melancolías cantan
blandamente como el mar,
la misma canción monótona,
al mismo viejo compás.
Sólo
hay algo que no tiene
mi espíritu como el mar:
las cóleras. No hay en mí
ya vientos de tempestad
ni espumas rabiosas.
Nada
te puede encolerizar,
mar muerto, mar de mi alma,
mar de la Serenidad.
Amado
Nervo
|