Irely Martínez Montes

Sin idealizar

Sin idealizar



Quizás no sea tan simple pretender ser optimista
cuando ha estado la conciencia viviendo en sueños,
viendo crecer los árboles sin raíces enterradas,
en el empeño febril de encontrar una razón
que nos coloque a la vista las respuestas todas,
sin endilgos supérfluos y sin daños sorpresivos.

Quizá sea sólo soñando que encontremos salidas
a este laberinto eterno que nos mantiene aquí,
perdiendo el tiempo en vueltas, caminando lo ya andado,
renegando de la vida por no saber de existir.
¿Quién se preocupa de que podamos salir al fin?

Escuchamos de altruistas que escriben bellos panfletos
para que aprendamos cosas que son por ley natural
parte de nuestra existencia, absorbemos sus sandeces
y dirigimos la vida a complacer las demandas
por las raíces sin suelo... ¡sin poderse alimentar!

Por supuesto, no es simple pretender ser optimista,
después que creimos hecho todo lo necesario
para poder subsistir sin las trampas del engaño
que hemos asumido siempre como enorme realidad,
pero es más fácil dar vueltas sin salir del laberinto
que mirar y darse cuenta que podríamos ser libres
viendo que hay cielo arriba y sólo con querer volar.