Poemas de María Elena Anníbali Sarsfield

Esta ha sido mi tregua
Una se condena a la sombra
por inocencia, por falta de inocencia,
porque ese amor olía a manzanas
o a un perfume viejo y añorado.
Una se condena a esa misma sombra
porque mientras transcurre el sueño o la gloria
hay clima propicio para los barriletes
y un lugar para reposar la frente en las manos de alguien.
Pero también una ruta que se abre, que se ensancha
hacia un infinito no determinado
pero infinito al fin
y se tiene la virtud o la desgracia
de ver pájaros que parecen luminosos
y la asfixia de siempre y el tedio de siempre
adquieren el aspecto de una brisa cálida
porque al fin, todavía se tiene alma
y vida y sangre,
para creer en las frases hechas.
Y, a fuerza de negarse a las evidencias,
de que el bisturí no entra en el hueso de la vida,
de que el durazno es un durazno
y no una ofrenda,
y que los perros siguen tristes en la calle,
y que el amor ni es gratuito ni ideal,
se cae en la certeza
de que estuvimos viviendo una tregua
con Dios o con el Diablo,
y que en esa tregua, residen
la luz, los pájaros, la ausencia de tedio,
y quizá, el SOL, y la ruta hacia el infinito
y ese perfume que viene
de no sé donde....
María Elena Anníbali Sarsfield ©
Argentina

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