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Mario Meléndez

Apuntes para una leyenda

 Arte poética

 Bajo amenaza de vida

 Cicatrices de guerra

 Confesiones

 El barco del adiós

 El clan Sinatra

 El mago de la soledad

 El último guerrero

 Guacolda

 Inventario nocturno

 La danza del toro

 La hija de Rimbaud

 La invitación

 La otra

 La playa de los pobres

 La portadora

 La receta o el comienzo de la poesía

 La última cena

 Llévame

 Mas allá de la guitarra

 Me he decidido a vivir

 Me sobra un muerto

 Mi gato quiere ser poeta

 Mi pueblo

 Para mayor seguridad

 Pedagogía inconclusa

 Porqué en mi casa ocurre de todo

 Que debo hacer para cantar

 Que salga el indio entre las piedras

 Precauciones de última hora

 Recuerdos del futuro

 Revelaciones

 Sangre en el exilio

 Será debajo de la cama

 Señores del sur

 Si fueras calva también te amaría

 Sinfonía negra

 Un día volveré a tus ojos

 Vincent 1993

 Vuelo subterráneo

Mario Meléndez

Bajo amenaza de vida

Una mañana salí de mi tumba y grité
“No escribiré otra línea jamás”
y las palabras saltaron de sus asientos
a protestar por lo que ellas creían injusto
Viendo que no obtenían respuesta
se juntaron en secreto durante largas horas
resolviendo por fin declararme la guerra
Como primera medida se tomaron mi casa
echaron llave a mi pieza y a mis muebles
se apoderaron de mis juguetes
mis libros, mis papeles
rayaron las murallas acusándome de cobarde
y firmaron una larga lista
para expulsarme del gremio
Viendo que tampoco obtenían respuesta
acordaron una huelga de hambre y de sed
y me advirtieron que sería
hasta las últimas consecuencias
no sin antes, por supuesto
pedirme algunas frazadas
para cubrirse del frío y del viento
y el antiguo tocadiscos de mi padre
para escuchar sus temas preferidos
Yo mientras tanto me divertía a más no poder
con las travesuras de la Pantera Rosa
y bebía cerveza y fumaba a destajo
recostado sobre el sofá más cómodo del planeta
Pero de vez en cuando echaba un vistazo
a mis queridas compañeras de ruta
y las oía hablar en voz baja
las oía llorar y reír entre ellas
recordar lejanos lugares, lejanos objetos
recordar algunos rostros
una mujer, un beso, una mirada
una sonrisa que se apagó para siempre
Entonces yo también lloré y reí
y volví a llorar
y quise amigarme con ellas
llevándoles algunas disculpas
y uno que otro refrigerio
Grave error
las malditas me dijeron de todo
Probé suerte de nuevo unos días más tarde
les hablé sobre mi vida
sobre mis dudas, mis temores
sobre la fija idea de dedicarme a otra cosa
en fin, de arrojar la toalla
Entonces las palabras más viejas
las más usadas, las más escritas
aquéllas que abrazaron mi causa a ojos cerrados
se sentaron en mis rodillas
y en voz alta, casi entre lágrimas
comenzaron a decir mis poemas a los cuatro vientos
Y allí me quedé en silencio escuchando aquel murmullo
aquel sonido de hojas que jamás tocó la tierra
Allí me quedé en silencio y me vi por primera vez
en esos versos desnudos, en esos versos hambrientos
en los publicados, los inéditos, los incompletos
los que ya no recordaba o no quería recordar
Allí me vi por primera vez
cuando ellos me miraron a los ojos
y me mostraron sus alas para volar por el mundo

Mario Meléndez

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