En el ombligo de la Luna

Me
ardió la cara de vergüenza. Sentí como me
subían y me bajaban los colores. Era una
pregunta tan simple, y, sin embargo, en el
momento en respuesta. Pero en mi interior
sabía que la ignoraba. Yo, que aquí nací,
que me considero Mexicano, no pude
responder. Es el lugar donde nacieron mis
hijos, donde con toda probabilidad he de
morir y ser sepultado y no pude contestar.
¿Tu podrías?
A ver,
¿qué
significa la palabra México?
Nos decimos Mexicanos y la mayoría de
nosotros no podemos contestar esta simple
pregunta.
¿Cómo queremos tener un proyecto de nación?
¿Cómo podemos decir que somos un país cuando
ignoramos algo tan elemental?
Ah, ¿Si sabes?
Pues una disculpa, pero te aseguro que eres
uno entre miles. Por otro lado, si
desconoces la respuesta imagínate como
estarán los demás.
Porque una cosa te digo, el solo hecho de
que estés leyendo esto te coloca dentro de
una minoría. No perteneces a la gran masa de
Mexicanos que o no saben leer o se limitan a
leer la nota roja, a ellos los editoriales
les tienen muy sin cuidado.
Nadie puede amar lo que no conoce. Por eso,
para lograr entre los Mexicanos mayor
unidad, mayor patriotismo, es indispensable
que todos sepamos más acerca de nuestra
patria, en especial de su historia.
Si tu experiencia escolar es parecida a la
mía, la historia de México, prehispánica,
colonial y moderna, no es otra cosa que una
confusión de fechas, personas y lugares.
Eventos en apariencia inconexos y extirpados
de nuestra realidad cotidiana.
Con eso como base, es lógico que no nos
demos cuenta como la explicación de mucho de
lo que ocurre hoy en nuestro país tiene su
origen en la historia.
Por ejemplo, el Federalismo centralista que
padecemos puede provenir - al menos en parte
- del sistema centralista que practicaron
precisamente los Aztecas. Pero, ¿quién
quiere estudiar a un pueblo de bárbaros que
practicaban los sacrificios humanos, verdad?
Porque de eso si nos acordamos.
Es lo primero que viene a la mente cuando
pensamos en los Aztecas, el asesinato
ritual.
Para empezar, existieron muchas otras tribus
además de los Aztecas. Por otra parte,
desarrollaron también una cultura rica en
arte, poesía, mitología y ciencias. Fueron
hábiles e ingeniosos constructores; fieros y
astutos guerreros. Cuando llegaron los
españoles, la ciudad de Tenochtitlán contaba
con mas de ciento cincuenta mil habitantes.
Algunos cálculos elevan la cifra hasta
trescientos mil. Era, sin lugar a dudas, una
de las ciudades más pobladas del mundo en
aquella fecha. La verdad es que vivimos
desconectados de nuestras raíces.
Desconocemos en gran medida nuestro pasado.
Lo peor es que no nos importa, lo suponemos
un conocimiento inútil. En eso tuvo éxito
Hernán Cortés. Se cuenta que un día Cortés
vio a un indio tocando el caracol frente a
los restos de una pirámide recién
derrumbada. En ese momento supo que no podía
dejar la ciudad como estaba.
Decidió construir una nueva sobre las ruinas
de Tenochtitlán. No hacerlo hubiera sido
dejar un monumento a la grandeza de los
Aztecas, sería un recordatorio constante.
Tarde o temprano eso invitaría a los indios
a organizarse para recuperar su esplendor.
Ese día él se propuso borrar de la memoria
de los indios la gran Tenochtitlán. Por lo
visto lo logró. Otro ejemplo de nuestro
analfabetismo patrio es el emblema nacional:
un águila luchando con una serpiente.

¿Sabes
que significa?
Alguien podría decir que lo adoptamos porque
fue la señal utilizada por los sacerdotes
aztecas para determinar donde fundar
laciudad de Tenochtitlán. Eso no contesta mi
pregunta.
¿Qué significa?
Aunque normalmente decimos que el águila
está devorando a la serpiente, si observas
con cuidado te darás cuenta que la batalla
no ha terminado. La serpiente no cuelga
inerte del pico del ave, mas bien parece que
se prepara para lanzarle una dentellada a la
cabeza. Se trata en verdad de una lucha.
Piénsalo, un ave luchando con un reptil. Lo
que vuela contra lo que se arrastra. Estás
ante uno de los conceptos filosóficos más
antiguos de la humanidad: la lucha de los
opuestos, la luz contra las tinieblas.
En otro plano, el bien contra el mal.
Equivale al conocido circulo con dos áreas,
una blanca y otra negra, el yin-yang de los
orientales.
Te confieso que me emocionó conocer el bello
simbolismo encerrado en nuestro emblema
nacional.
Este mes tendrás muchas oportunidades de
observar nuestro escudo, ojalá que después
de leer esto lo veas de manera diferente.
Comparte tus ideas al respecto con tu
familia, con tus Amigos.
Que no te dé pena saber acerca de tu patria
y sus símbolos.
También es de ellos, pero no lo saben. Quizá
no quieren saberlo. Cada septiembre nuestra
ciudad se viste de luces y banderas. Como si
poniendo adornos justificáramos la falta de
conocimiento y de lealtad a nuestra
historia.
Tal parece que tratamos de maquillar la
ignorancia con adornos de colores. Como
nación necesitamos una identidad,
desgraciadamente es fecha que no la hemos
podido desarrollar.
Por eso somos presa fácil de la cultura
estadounidense, se las pedimos prestada
porque a nosotros nos falta. No es que
carezcamos de la materia prima para crearla,
es que renegamos de nuestros orígenes.
El pasado determina nuestro presente
y este tiene mucho que ver en nuestro futuro.
Según
he escuchado, los pueblos que olvidan su
historia están condenados a repetirla.
¿Quieres condenar a tus hijos a repetir
nuestra historia?
El
camino para evitarlo está en la educación.
Septiembre es una estupenda oportunidad para
sembrar en nuestros hijos el amor y el
respeto a sus raíces. Esta es parte
importante de nuestra responsabilidad. Si no
lo hacemos, puede ser que estemos educando
hijos que el día de mañana se sientan
extranjeros en su propio suelo.
¿Qué
quiere decir "México"?
La
palabra México es idéntica en muchas
lenguas, tales como la Mixteca, Otomí, Pame
y Tarasca. Se compone de tres vocablos
náhuatl:
"Metx(tli)", que significa luna, "xic(tli)",
que quiere decir ombligo y "co", que se
traduce como "en".
Por lo tanto, México significa, literalmente:
"En el
Ombligo de la Luna".
Ahí es
donde vivimos tu y yo.
El único lugar en el mundo que podemos
llamar nuestra patria.
El único donde jamás seremos extranjeros.
Ámalo o déjalo, ya basta de medias tintas.
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